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HISTORIA DE LA MÚSICA PROCESIONAL:

visión retrospectiva de los principales hitos en el mundo de la música cofrade

 
Mateo Olaya Marín
 

   La música procesional que se oye en nuestras calles cada Semana Santa, la que los cofrades venimos ansiando durante todo el año, puede definirse como una oración a Dios y a su Madre plasmada en un pentagrama, en el sonido de una corneta, o en la voz quebrada de una saeta.

 

   El origen de la música cofrade se remonta a los siglos XVI y XVII, cuando el cortejo de algunas hermandades constaba de cuartetos de clarinetes o trompetas, llamadas “trompetas dolorosas”. Estas formaciones musicales paraban y reanudaban la marcha de la hermandad a los toques de dichos instrumentos. Existían por entonces algunas hermandades que utilizaban los llamados “tambores enlutados”.

 

   La composición musical más antigua que se conserva y de la que se tiene constancia son las denominadas “Saetas del Silencio”, que datan del siglo XVIII. Esta pieza musical pertenece al género de música de capilla (viento-madera), compuesta por el clarinete, el oboe y el fagot. Se trata de piezas musicales de estilo fúnebre y que acompañan durante la Semana de Pasión a varias hermandades, en nuestra ciudad, por ejemplo, la Hermandad del Cristo de la Sangre.

 

Estación penitencial de la Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de la Sangre

 

   Hablar de los orígenes de la marcha procesional es hablar de “La Quinta Angustia”. Se trata de la más antigua de la que se tiene constancia, compuesta por José Font y Marimont en 1895, abuelo que fue de los Font de Anta y padre de Font Fernández. Se trata de una marcha fúnebre dedicada a la Hermandad de la Quinta Angustia de Sevilla y fue el preludio de la composición de sucesivas marchas, todas ellas fúnebres y solemnes: “Virgen del Valle” (de Vicente Gómez Zarzuela y que Font Fernández instrumentalizó en 1898), “Ione” (que Font Fernández adaptó en 1899 para marcha procesional sobre una ópera de Petrella), “Amarguras” (Font de Anta, 1919), “A la memoria de mi padre” (de Font Fernández, compuesta en el año 1922 y dedicada a su padre), “Sagrada Lanzada” (Font Fernández, 1928), etc.

 

   Posteriormente nacería una nueva época en la composición de las marchas procesionales, donde se adoptaron numerosas innovaciones, tales como la inclusión de cornetas, entre otras. Corresponde a marchas más populares y  alegres que las anteriores, algo más solemnes.

   Estas innovaciones se materializaron con Manuel López Farfán, cuyas composiciones más conocidas son: “Pasan los Campanilleros” (1924), y “Estrella Sublime” (1925). A raíz de éstas, aparecen numerosas marchas, ya consolidadas, como: “Virgen de las Aguas” (Santiago Ramos Castro, 1954) y “María Santísima del Dulce Nombre” (Luis Lerate, 1955). Y hacen surgimiento compositores célebres, entre los que destacan: Pedro Gámez Laserna, autor de “Saeta Cordobesa” (1949) y “Pasa la Virgen Macarena” (1959); Pedro Morales, con “Virgen de la Paz” (1970) y “Esperanza Macarena” (1968); y Pedro Braña, con “Coronación de la Macarena” (1964). Muchos de ellos fueron directores de la prestigiosa Banda de Música del Regimiento de Infantería Soria nº9.

 

Banda de Música del Regimiento de Infantería Soria nº 9

 

   Actualmente cabe destacar a José Albero, y sobre todo, a Abel Moreno, que desde su llegada a Sevilla, en 1984, inicia una época de gran esplendor en la banda anteriormente mencionada. Sus composiciones, llegan en la actualidad a la cantidad de sesenta (aproximadamente). Entre sus composiciones más destacables se pueden reseñar: “Hermanos Costaleros” (1985), “Virgen de los Estudiantes” (1987), “Soledad Franciscana” (1987), “Macarena” (1992), “Encarnación Coronada” (1994), y “La Madrugá” (1987), considerada por muchos como la obra culmen de su autor, y por que no, de la Semana Santa de Andalucía. Se trata de una marcha bastante descriptiva que está dedicada a las hermandades que procesionan en “La Madrugá” sevillana.

 

   A medida que las marchas procesionales proliferan, aparecen estilos diferentes al tradicional. Estamos hablando ya de las bandas de cornetas y tambores y de las agrupaciones musicales.  En cuanto a las primeras, el hito musical más importante que se produce  es la constitución de la Banda del Cuerpo de Bomberos de Málaga (la primera en Andalucía), que tuvo, entre sus componentes, al compositor Alberto Escámez, autor de marchas tan conocidas como “Cristo del Amor”, “Consolación y Lágrimas”, “Jesús el Rico” o “Virgen de la Paloma”. Ya en Sevilla, la Banda de la Policía Armada, dirigida magistralmente por Manolo Pardo, fue capaz de marcar un estilo y un toque característico creando una escuela claramente seguidas después por otras bandas, ya asentadas y famosas en la actualidad. La más antigua que se encuentra en activo es la Banda de Cornetas y Tambores de Ntra. Sra. del Sol, dirigida por Manuel Esteban. Sin olvidarnos de “Las Cigarreras”, que desde que Antonio González Ríos la fundara en 1980, han sido muchos los compositores  pertenecientes a esta banda que han enriquecido el patrimonio de la música cofrade: Bienvenido Puelles Oliver, autor de marchas muy conocidas como “Macarena”, “Requiem” y “Y Tú Estrella”; Francisco Javier González Ríos, con “Refúgiame”, “Amor de Madre”, “Eucaristía”, “Pasión Muerte y Resurrección”; y ya, más reciente, Pedro Manuel Pacheco, que compone tanto para cornetas como agrupaciones musicales, y que hoy en día es uno de los compositores más prolíficos.

 

       

1. Miembros de la Banda de Cornetas y Tambores de Ntra. Sra. del Sol ante la imagen de la Sagrada Titular de esta cofradía

2. Banda de Cornetas y Tambores Ntra. Sra. de la Victoria “LAS CIGARRERAS”

 

   El estilo de la agrupación musical es originario de Sevilla. Hablar de este estilo es sinónimo de mencionar a dos agrupaciones embajadoras por excelencia: Agrupación Musical Santa María Magdalena (Arahal), considerada por muchos como “la madre de las agrupaciones”, y la prestigiosa Agrupación Musical Virgen de los Reyes. Ésta última ha sido la propulsora de marchas tan sonadas como “La Saeta”, “La Clámide Púrpura” y “Consuelo Gitano”. Las agrupaciones musicales han experimentado, en estos últimos tiempos, un desarrollo importante, plasmado en la composición de marchas de mayor calidad y en la introducción de nuevos formas armónicas y rítmicas. Hay que destacar en este sentido a prestigiosos compositores, tales como, Pedro Pacheco, Nicolás Barbero, Juan Luis del Valle, Emilio Muñoz Serna, José Mena Hervás y Manuel Herrera Raya.

 

   Atendiendo ya a las marchas procesionales egabrenses tenemos que señalar a la Banda de Música de Cabra, que desde 1862, año que rindiera honores a la reina Isabel II en Córdoba, y siendo dirigida por Manuel Mariscal, hasta la actualidad, dirigida por Manuel González Rubio y Manuel Aguilar Aranda, ha ido creando un rico patrimonio musical del que todos los egabrenses podemos sentirnos orgullosos. Podemos destacar los pasacalles “Cofradías Egabrenses” y “Cruz Parroquial”, de los maestros Francisco Moral León y José López Cordón; marchas fúnebres como “Martirio” y “Cristo del Perdón” del maestro Rodríguez López; y composiciones más recientes como “Reina del Santísimo Rosario”, “A Jesús de las Necesidades”, “Soledad”, “Madre de la Piedad”, “Virgen del Calvario”, “Getsemani”, y “Cristo de la Columna”, todas ellas de Manuel Aguilar Aranda y Manuel González Rubio.

 

Banda de Música de Cabra

 

   Pero la música de la Semana Santa egabrense no ha ido enriqueciéndose solamente en el número de marchas, sino en la calidad de las mismas. Llegando estos últimos años a composiciones de otros estilos diferentes al de una banda de música, o también llamada “música de palio”. En este sentido hay que reseñar, entre otras, la marcha “Orando en Getsemaní” (estrenada el Domingo de Ramos del 2001), compuesta por Rodrigo Pérez Ferreira y dedicada a la Hermandad de la Oración en el Huerto; “Amor Fraterno”, cuyo autor es Alfonso Fernández Pérez-Aranda, compuesta en el año 2001 y que está dedicada a la Hermandad del Lavatorio, aunque todavía no ha sido estrenada. De este último compositor hay que destacar también la composición musical para capilla dedicada al Cristo de la Expiración, “Cristo de la Expiración” (1999). Por último, cabe destacar la composición realizada por el conocido corneta de las cigarreras Pedro Manuel Pacheco Palomo, dedicada a la Hermandad de Ntro. Padre Jesús amarrado a la Columna, titulada “Padre Nuestro Señor de los Gitanos” e incluida en el primer trabajo discográfico de la Agrupación Musical Ntro. Padre Jesús Despojado de Jaén.

 

   Cabe ya en estas últimas líneas agradecer y dedicar este artículo a todos los compositores y músicos egabrenses por contribuir cada año a engrandecer NUESTRA SEMANA SANTA.